¿Qué consecuencias tiene la reducción de estómago?

La reducción gástrica no tiene efectos negativos, sino que genera transformaciones.

Para el paciente que busca mejorar el control de su ingesta y comer responsablemente, la reducción del estómago le permitirá desarrollar «manga gástrica».

En los primeros días de la cirugía, seguir una dieta líquida y luego reducir drásticamente las porciones le ayudará a perder peso de manera rápida y notable, lo que provocará una saciedad temprana.

¿Cómo se siente un paciente después de una cirugía de reducción gástrica?

Los pacientes a menudo experimentan una variedad de sensaciones y síntomas después de una cirugía de reducción gástrica.

Los siguientes son algunos de estos síntomas:

Dolor: Los pacientes a menudo experimentan dolor después de la cirugía, especialmente aquellos que han sido intervenidos en el abdomen. El dolor puede durar unos días y se puede controlar con medicamentos para el dolor prescritos por el médico.

Hinchazón: Después de la cirugía, los pacientes también pueden experimentar hinchazón en su abdomen. En los primeros días después de la cirugía, la aplicación de hielo y una dieta rica en líquidos pueden aliviar esta sensación, que puede durar varios días.

Fatiga: Después de una cirugía de reducción gástrica, la recuperación puede ser difícil, y los pacientes pueden sentirse cansados y débiles durante varias semanas.

Náuseas y vómitos: Durante los primeros días después de la cirugía, los pacientes suelen experimentar náuseas y vómitos. Estos síntomas pueden aliviarse con medicamentos.

Lo crucial es mantener un seguimiento psicológico y nutricional después de los síntomas de los primeros días después de la cirugía, ya que esto ayudará an implementar cambios que contribuyan a la pérdida de peso.

Los cambios físicos provocados por la reducción gástrica

Cambios en los hábitos alimentarios: después de una cirugía de reducción gástrica, los pacientes también pueden experimentar cambios en sus hábitos alimentarios. Esto puede incluir una dieta líquida durante las primeras semanas después de la cirugía, luego una dieta blanda y luego una dieta sólida.

Para prevenir problemas y garantizar una recuperación adecuada, es fundamental que los pacientes sigan las recomendaciones dietéticas de su médico.

Al reducir el tamaño de los bocados, reducir el ritmo de la comida, aumentar la masticación y parar de comer tan pronto como se sienta saciado, la mecánica del comer cambiará.

Entre el primer y el sexto mes, se produce un reencuentro con la comida, que debe ser gradual e incluso puede que la sensación normal de poco apetito se siga manteniendo con aparición de disgusto ante el olor de la comida o sensación de nauseas.

La restricción dietética sugerida requiere un proceso de aprendizaje que requiere asesoramiento y información de nuestros profesionales.

En ocasiones, pueden aparecer vómitos ocasionales, que pueden considerarse «normales» en esa fase de aprendizaje y entrenamiento, a realizar comidas lentas con una masticación adecuada y limitar la cantidad de comida al sentirse saciado.

A partir del sexto mes, el estómago ya permite cantidades más grandes de comida, pero el paciente ya está «entrenado» para controlar la cantidad y el tipo de comida evitando los alimentos que no son bien tolerados, lo que crea una relación responsable con la comida.

Además, se ha aumentado la participación en la toma de suplementos vitamínicos para prevenir deficiencias y se ha incorporado cierta actividad física que reducirá el impacto de los efectos secundarios como la flacidez y los pliegues de la piel.